Domingo de la Resurrección del Señor

Oh Noche, solo tu conociste la hora en que Jesucristo resucitó

El día de ayer concluyó con el inicio de la noche más importante para el cristianismo. La noche de la Vigilia Pascual en la que permanecemos despiertos esperando el paso del Señor Resucitado.

Y así ha sido. Hemos sido testigos de la resurrección del Señor y lo hemos celebrado en grande con un ágape al concluir la vigilia esta mañana (prometemos fotos para más adelante).

Por lo pronto, el cansancio nos obliga a dejarlo hasta aquí; dejando claro eso si, que la alegría de Cristo Resucitado nos embarga y seguros de que así será durante todo este tiempo pascual.

¿Por que buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado.

Domingo de la Resurrección del Señor

Sábado Santo de silencio y espera

Como hoy Cristo está muerto y ha bajado a los infiernos a rescatar a los justos del Antiguo Testamento a nosotros no nos queda sino guardar silencio y aguardar su Santa Resurrección.

Los dejamos con esta imagen y su respectiva catequesis tomadas ambas de esta página.

Cristo desciende a los infiernos

Cristo está muerto y desciende a los infiernos. En el silencio del Sábado Santo, sobre la tierra es el día del dolor, pero en los infiernos ya es Pascua. Cristo desciende como el sol que disipa para siempre las tinieblas de la muerte.

El icono significa lo que canta los maitines del Gran Sábado en la liturgia oriental: «Tú has bajado sobre la tierra para salvar a Adán, pero no encontrándolo sobre la tierra, oh Señor, has ido a buscarlo a los infiernos».

El Amor se ha donado gratuita y totalmente para ir en busca de la oveja perdida, ha bajado hasta las profundidades de los infiernos para arrancar a los hombres de la esclavitud del pecado y de la muerte y para introducir a toda la humanidad en la sala de las bodas, en el Paraíso.

Cristo ha atravesado la muerte, simbolizada por el círculo negro, y ahora, insertado en las dos esferas paradisíacas, agarra a Adán y lo atrae hacia sí. Es el encuentro entre el primer y el segundo Adán: el Nuevo restituye al primero la imagen y la semejanza con Dios. «Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo» (1 Cor 15,21-22). Frente a Adán se encuentra Eva, la madre de todos los vivientes, también ella tiende los brazos hacia el Salvador. Sus manos están cubiertas porque tocaron el fruto prohibido. Cristo Rey tiene una vestidura dorada, resplandeciente de la gloria divina; él está por encima de los abismos, debajo de él caen despedazadas las puertas de los infiernos.

David. Salomón y Juan Bautista

Los dos grupos de figuras representan a los profetas y a los justos que esperan al Salvador. A la izquierda se reconoce: al rey David, Salomón y Daniel con el típico gorro babilónico. Más cercano a Jesús, Juan el Bautista que repite su gesto de testigo.

 

Moisés, Abraham y Noé

A la derecha se encuentran Moisés con las tablas de la Ley, Abraham con el rostro arrugado y Noé con las vestiduras veteadas con los colores del arco iris; ellos son los testigos de la Alianza. Todos reconocen al Señor en quien han esperado: en él se cumplen la Ley y las promesas. «¡Saca mi alma de la cárcel, y daré gracias a tu nombre! En torno a mí los justos harán corro, por tu favor para conmigo» (Sal 142,8). Cristo liberador anuncia el evangelio a los prisioneros: todo cristiano participa de este celo apostólico a favor de todos aquellos que en este mundo están en los infiernos, sentados en las tinieblas y en la sombra de muerte.

 

 

Sábado Santo de silencio y espera

Viernes Santo: Adoración de la Cruz Gloriosa

El día comenzó con los niños asistiendo al ensayo de los cantos que entonarán durante la Vigilia Pascual. Luego de ayudar en la compra de las flores para dicha liturgia solo nos quedó almorzar y esperar la hora de la adoración de la cruz en comunidad, la cual coincidió con la hora de la muerte del Señor: tres de la tarde (u hora nona).

La celebración en sí estuvo fenomenal. Nos ayudó a entrar en el misterio de la pasión y muerte de Jesucristo, nuestro Señor . A no quedarnos en una lástima superficial por lo mucho que sufrió Jesús en la cruz y a experimentar algo que podría sonar contradictorio: la alegría de la cruz. Alegría porque es desde ese trono que Jesús cumple su misión salvífica. Sin la cruz aun estaríamos perdidos. Así de sencillo.

Debido a que el día que teníamos la celebración penitencial (miércoles antes de Semana Santa) un apagón obligó a cancelar la misma; hasta el día de hoy no habíamos podido acercarnos al Señor en el sacramento de la reconciliación. Gracias a Dios, al concluir la celebración de la cruz, tuvimos la oportunidad de confesarnos y de rezar ante el santísimo en la capilla de la iglesia. Que hermosa manera de terminar un Viernes Santo.

Como nos decía un hermano en el templo después de las confesiones: «Se acerca lo más grande». Efectivamente, ya solo nos queda esperar el día más grande de todos.

Viernes Santo: Adoración de la Cruz Gloriosa

Jueves Santo: Lavatorio de Pies

Jueves Santo: Lavatorio de Pies

Esta foto recoge en un instante lo único importante del día de hoy, al menos para mi y estoy bastante seguro de que para cada uno de los hermanos de mi comunidad: El momento en que nuestro responsable se humilla como lo hizo Jesucristo y nos lava los pies a cada uno de de los hermanos. Pensaba añadir más detalles de lo que fue el día de hoy, pero esta imagen lo dice todo.

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Miércoles santo medio pagano (o pagano y medio)

Este calor hay que combatirlo con todos los medios posibles
Este calor hay que combatirlo con todos los medios posibles

Que curioso. Ayer decíamos que la semana santa no es un tiempo de vacaciones sino de preparación para la Pascua. Pues bien, el día de ayer, miércoles santo, se sintió verdaderamente como uno de vacaciones y más nada. Lo único que hicimos que pudiese diferenciarse de las vacaciones paganas de la mayoría de la gente es haber rezado laudes por la mañana y el rosario por la tarde. El resto del día fue de descaso y placer. Que tampoco es que eso esté del todo mal. 

Por la mañana y hacia el mediodía nos quitamos el calor en la piscina de la urbanización y luego de descansar un poco en la tarde nos fuimos a casa de mis padres a una parrillada (o asado, como le dicen en algunas partes) junto con otros familiares.

Y eso fue todo. Como decíamos, un miércoles santo, no tan santo.

Miércoles santo medio pagano (o pagano y medio)