Diáspora en mi comunidad

Para nadie es un secreto lo mal que la estamos pasando los venezolanos y como, desde ya hace algunos años, muchos jóvenes y hasta familias enteras han comenzado a huir de esta tierra de gracia buscando mejores oportunidades en otras regiones.

Ver a los vecinos, compañeros de trabajo y a los amiguitos de los niños despedirse ha sido difícil, pero si a esto le sumamos que ahora hasta los hermanos de comunidad se van para no volver, la cosa se pone color de hormiga de verdad, verdad.

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Yo siempre pensé que si alguien se iba a ir de la comunidad en busca de un mejor futuro fuera de Venezuela ese sería yo. Dios – valiéndose de ciertas circunstancias – no lo ha querido así y ahora me toca ver como dos hermanas de mi comunidad se marchan; una para España y la otra a vivir con un hijo en los Estados Unidos. Hay otros que ya tienen su plan B listo (lease residencia permanente en México, por ejemplo) así que no me queda sino preguntarme cuantos quedaremos (si es que me puedo incluir en este lote) para terminar el Camino.

En fin, así estamos. Tiempos difíciles acompañados aquí y allá de crisis de fe. Que Dios se apiade de nosotros.

Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a a aceptar los males?

Job 1, 21

Diáspora en mi comunidad

Una nueva primera comunión

Lo prometido es deuda. Por una razón u otra no había podido actualizar el blog con lo pertinente a la primera comunión de María Claudia (la mayor de las niñas, 3era en total); así que hoy vengo a cumplir y como en verdad son pocas las palabras que puedan describir bien las emociones de ese día, les dejo esta pequeña galería de fotos que en mi opinión capturan bien la esencia de lo que fue ese día para nosotros.

Galería

Falta una semana (contando los días y las horas)

Primero que nada, ¡tengan todos un feliz Pentecostés! ¿Como estuvieron sus vigilias? Nosotros hace un instante es que hemos regresado a casa y les puedo decir que tuvimos una estupenda vigilia con todo y el calurón que pasamos gracias al aire acondicionado dañado.

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Ya pronto Macalla; ya pronto

Por otra parte y tal como María Claudia nos lo recordó varias veces durante el día de hoy:

Hoy es la última eucaristía en que yo no comulgo.

¡Y es que estamos exactamente a una semana de que la Macallita haga su primera comunión!

La pobre no hace sino contar cuanto le falta. Incluso creo que hasta para su confesión tiene ya clarito cuantas horas, minutos y segundos faltan.

Eso es todo por ahora. Ya les estaré publicando por aquí algunas foticos del magno evento de la familia. Recen por nosotros.

Falta una semana (contando los días y las horas)

Arriesgando por el Evangelio (o de la irracionalidad de ser cristiano)

Ayer fue el último domingo de evangelización en las plazas que hacemos las comunidades del Camino Neocatecumenal en todo el mundo durante los domingos de Pascua. Y que cierre nos ha tocado.

¿Recuerdan que les comentaba hace algunas entradas que este año nos había tocado ir a un sector bastante pobre y peligroso? Pues no era exageración mía. Mientras nos reuníamos en el lugar desde donde partía la procesión hacia el sitio donde se daban las catequesis nos enteramos de que en ese sitio se estaba dando una batalla campal, a tiros; entre dos bandas armadas.

¡¿Y allá es donde se supone que tenemos que ir a evangelizar?! – pensaba más de uno. Aquí hay muchas mujeres y niños pequeños. ¿Como ir a meternos en la boca del lobo, justo en medio de una plomazón?

Pues nada. El Espíritu Santo actuó y nos llevó justo hacia allá. El responsable de la comunidad de Los Rastrojos (parroquia con la cual nos tocaba organizar estos encuentros) nos reunió y nos explicó que la balacera ya se había acabado y que aquel que todavía sintiera demasiado miedo de ir hasta allá tenía plena libertad de regresarse a su casa y que no pasaba nada. Por otro lado; aquel que se sintiera animado o impulsado por el Espíritu Santo que se fuera con él a terminar la misión.

Ni uno solo se regresó.

Y he aquí donde viene esto de la irracionalidad de ser cristiano. Ayer ninguno de los que estábamos allí se dejó dominar por el miedo a la muerte. El miedo estaba allí, obviamente; pero no pudo más que el deseo de anunciar la victoria de Nuestro Señor Jesucristo sobre la muerte. Bastante irracional, ¿no les parece? Pero es una irracionalidad asumida con conciencia. El que se mete a cristiano lo hace sabiendo que está escogiendo el camino de los locos, de los que no miden consecuencias, de los que son capaces de cualquier cosa; a cambio de hacerse uno con el Señor. A cambio del cielo.

El que se meta a cristiano sacando cuentas y haciendo cálculos está pelando bola, compadre. En esto te metes de cabeza o no te metes en lo absoluto. Más o menos eso fue lo que me quedó de la experiencia de ayer.

Los dejo con algunas fotos (ayer me atreví a llevar mi cámara a La Alfarería – ¿otro acto irracional, quizás?) tomadas en este último domingo de misión.

Arriesgando por el Evangelio (o de la irracionalidad de ser cristiano)

De todo un poco: un par de experiencias de esta semana

Hoy es domingo de pascua y en lugar de estar escribiendo nada por acá debería estar con mis hermanos de comunidad anunciando a Cristo Resucitado en la Gran Misión de las plazas. Resulta que me quedé dormido. Tan sencillo como eso. Puse la alarma para que me despertara la las 7:30 am y cuando se activó, en lugar de darle a snooze la apagué por completo. Cuando volví a abrir los ojos ya eran casi las 10 de la mañana y pues nada; decidí que ya no era hora para salir a la carrera a la evangelización, sino que más bien rezaríamos laudes en familia, como todos los domingos; lo que en definitiva no es sino una forma de evangelizarnos los unos a los otros en el seno del hogar.

Buscando a Dios. Déjame ver si está por aqui...
Buscando a Dios. Déjame ver si está por aqui…

Por otra parte, hace unos 4  o 5 días conversaba yo con las niñas sobre nuestra nueva situación económica y sobre algunos sacrificios que vamos a tener que hacer aquí y allá para que rinda el fulano dinerillo. Decía yo:

Recordemos que Dios provee. Nunca nos va a faltar aquello que realmente necesitamos para subsistir. Dios no nos va a dar más de lo que necesitamos, pues podríamos olvidarnos de El; ni menos para que no caigamos en la indigencia o en la necesidad de robar para poder vivir.

La gran pregunta es: ¿me creeré yo mismo todo esto que le anuncio a mis hijos?

Ahí se las dejo, pues.

De todo un poco: un par de experiencias de esta semana